Todos ansiamos llegar a vivir en un estado de abundancia: una vida centrada en la estabilidad, sin preocupaciones, donde casi “todo nos salga más que perfecto”. Mucho más lejos de la realidad, las limpiezas diarias a través del ho´oponopono me confirman que para poder encaminarnos y aunque no todo sea perfecto, elegir se convierte en un pilar central para que «ese descanso» llegue a convertirse en una realidad y vivir una vida más plena.

Normalmente, y aunque el tiempo sana, la premisa fundamental del ho´oponopono es que aquello que nos encontramos y nos desagrada en nuestro día a día “en forma de realidad” responde a la aparición de los conflictos que conviven en nuestro interior y de los que no somos capaces de desprendernos.

Cuando esto sucede y emergen pensamientos diarios en forma de enfados o frustración, si no actuamos con rapidez, éstos decidirán por nosotros trazando  una “hoja de ruta” marcada por el cansancio, la baja energía y respuestas desagradables que, en vez de ayudarnos, ejercen el efecto contrario.

Partiendo de que una sanación básica de ho´oponopono consta del mantra “Lo siento, perdóname, gracias, te amo” es necesario repetirlo e indagar más junto a otras sanaciones que en otros encuentros ya hemos hemos podido conocer.

Por tanto, ¿qué ocurre cuándo practicas ho´oponopono durante varios meses sin descanso, haciendo uso de estas herramientas? En mi caso y al llevar ya algunos años, además de aclarar momentos y situaciones se produce una respuesta muy necesaria: LA ELECCIÓN.

En muchas ocasiones, elegir da miedo, nos paraliza y aunque nos duela y haga daño, “a veces nos quedamos en una zona de confort” muy negativa que incluso preferimos elegirla antes de hacer frente a lo nuevo.

Elegir tiene las siguientes implicaciones:

-Elegir dejar ir situaciones de incertidumbre y tomar una decisión.

-Elegir aceptar que, aunque queramos reconciliarnos o vernos más con algunas personas, esto no es posible.

-Elegir despedirnos de quienes nos hagan daño, aunque los tengamos cerca.

-Elegir dejar ir emociones como la ira o los enfados.

-Elegir y entender que esa ansiedad que padecemos es una respuesta a algo que aún no hemos terminado de entender y asimilar.

-Elegir aceptar la crítica y hacer frente a quienes pensamos que nos puedan generar miedos, o bien, que no nos vayan a apoyar.

-Elegir poder trazar una ruta diferente, beneficiosa para nosotros, aunque sea contrario a lo que el resto pueda opinar.

La observación y sanación constante a través del ho´oponopono es lo que me ha permitido concluir que “ese elegir” el que nos paraliza y nos impide movernos a la acción. En el momento que «elijamos» y sanemos, estaremos un paso más cerca de nuestro bienestar personal. Por tanto, ¿eliges sanar o quedarte en el malestar?

Comparte tu comentario abajo para saber qué situación te ha resultado “más complicado elegir”. ¡Me encantará conocer tu opinión!