A menudo, y con el paso del tiempo, he podido comprobar que nuestro día a día está cargado de múltiples actividades ideadas casi “para no parar un segundo”. Éstas se intensifican, muchas veces, durante el fin de semana, o bien en los días de descanso, donde nuestra rutina laboral cesa. Sin embargo, ¿en algún momento decidimos parar, respirar o meditar aquello que estamos haciendo? En esta entrada me gustaría reflejar algunas de las ventajas de centrarnos, unos minutos al día, en nosotros mismos.Cuando hablo de “no parar durante el día” no me refiero al hecho de no hacer cosas que nos apetezcan realizar. Mi objetivo es reflexionar sobre muchas personas que, en el momento que tienen un rato libre, están buscando “llenarse de ocio”, poner música para no estar en silencio, quedar con alguien o “no parar un segundo”, elección que impide poder escucharnos para saber en qué punto de nuestras vidas nos encontramos.

Dados los estímulos que nos rodean junto con la presión social de seguir determinadas acciones, hacen que esta simple actividad llegue a convertirse en algo muy complejo. Sin embargo, detenernos nos permite sembrar algunos de los siguientes beneficios:

-Realizar una serie de respiraciones al día, como puede ser a través de la meditación, nos permite  conectar con nosotros mismos reduciendo las tensiones, el estrés acumulado o incluso las dolencias que se manifiesten a causa de estos dos factores.

Pararnos unos minutos es muy favorable para poner distancia a aquello que hemos vivido. Muchas veces pasamos por situaciones de tensión en nuestro entorno vital y, quizás, esta pausa sea necesaria para poder “verlo todo de otra forma”. Es una simple regla para reducir los juicios y que también impide que se generen opiniones distorsionadas.

Recargarnos de energía renovada o “prana”. La acumulación de energía estancada en nuestro organismo puede generar dolores o pensamientos negativos, además de “pintarnos” una realidad que no se corresponde realmente con lo que pensamos.

-Favorece nuestro punto de inflexión y nos permite avanzar desarrollando herramientas de compasión hacia los demás. Este punto es muy importante, ya que solemos ver a otras personas “como los causantes de nuestros problemas”. Sin embargo, si alguien decide contestar de malos modos, o bien, adoptar una postura de reproche contra nosotros, también es posible no “tomar sus palabras” y tomar distancia.

Puede que en tu caso “parar” y hacer esta reflexión sea una cuestión compleja. Sin embargo, comparto estas dos herramientas que un día me sirvieron y que fueron de gran ayuda:

-Una pequeña meditación guiada ofrecida por Hernán Cáceres . Si todavía no tenemos este hábito, puede ser una buena forma de comenzar.

-Escuchar sonidos binaturales basados en ondas delta. Estos sonidos ejercen un efecto beneficioso en el subconsciente al incrementar los niveles de serotonina y melatonina, fundametales para la generación de los estados mentales similares a los generados en la meditación o en etapas de sueño profundo.

Espero que sea de utilidad y recuerda que, aunque en un principio puede resultar complejo, comenzar a instarurar esta rutina puede llegar a convertirse en un hábito que, después, saldrá sólo cada día.

¡Un abrazo para todos!