A veces, el perdón lleva implícito determinados valores que no siempre se corresponden con la realidad. Perdonar a quienes alguna vez nos hicieron daño genera liberación y bienestar, además de ser la oportunidad de cerrar determinados ciclos que permanecían abiertos. Es una práctica necesaria para nuestro bienestar emocional.

Sin embargo, ¿qué ocurre cuando tenemos que perdonarnos a nosotros mismos? Este perdón hace referencia a la capacidad de disculparnos por algo que pudimos realizar en un momento determinado y que no somos capaces de soltar para liberarnos y seguir nuestro camino. Acarrear con estos “pesos pesados” puede conducirnos al camino de la culpa y la irritabilidad, emociones contrarias al bienestar que debería reinar en nuestras vidas.

Puesto que es algo negativo, ¿por qué no somos capaces entonces de dar este paso? En determinadas ocasiones viene dado por el daño que ha generado alguna situación vivida. Al no sanarla de forma adecuada, esta herida emocional queda grabada en el subconsciente, llegando incluso a olvidarse aparentemente. A pesar de todo, el hecho de no dejar atrás este capítulo, hace que en determinadas ocasiones, el mismo conflicto se repita una y otra vez en nuestras vidas sin saber “cuándo ni cómo se generó”.

Por otro lado, en muchas ocasiones “esta sensación desagradable” se convierte en algo común en nuestras vidas generando ciertos apegos de los que no somos capaces de liberarnos al convertirse en protagonistas de la zona de confort en la que nos movemos cada día.

¿Cuáles son las consecuencias de no perdonarnos a nosotros mismos?

-Genera confusión y estado de ánimo decaído.

-Tristeza y depresión.

-Incapacidad para observar con claridad el camino a seguir.

-Culpa.

-Decisiones incorrectas.

También está el momento de perdonar a los demás. Esta acción, a menudo, suele retrasarse al sentir que es la otra persona la que “debe de dar ese paso” y no nosotros. Para este tipo de situaciones se aconseja que incluso escribamos una carta, sin que la otra persona llegue a leerla, con el fin de cerrar esta etapa crucial.

¿Cómo es posible perdonarnos por algo que pasó y de lo que no somos capaces de despedirnos? En un principio, debe de existir un compromiso para hacerlo y parar cerrar esta etapa crucial. Técnicas como la meditación o el ho´oponopono son profundamente efectivas. Esta segunda, además, favorecerá la capacidad de sanar a nivel del subconsciente. El segundo paso es adoptar la decisión de que no retomaremos más esa situación ni comportamiento, que quedará atrás de la mejor forma posible.

Perdonarnos por aquello que pasó es un gesto muy valiente para continuar nuestras vidas, para transitar hacia nuevas etapas, vivir el presente y dejar el pasado atrás. Este perdón nos conduce a un estado de bienestar alternativo, relajado y beneficioso del que podremos obtener mucho si somos capaces de abrirnos a ello.

¡Gracias de corazón!